miércoles, 8 de febrero de 2012

LA EXTRAÑEZA DE LO REAL. La realidad de mi casa: entra la percepción, la memoria y el olvido

Tema 5

 "Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia" 
(Blade Runner, la película)


   Voy a proponer este fragmento como inicio del trabajo de redacción  que debe acompañar al examen del tema 5.  Patricio Pron es un joven escritor argentino y, en esta novela (El espíritu de mis padres sigue subiendo en la lluvia) nos narra la experiencia del protagonista cuando, tras años fuera de la casa de su familia, debe regresar por encontrarse su padre enfermo. 

  En este fragmento nos describe su experiencia de la casa familiar, esas habitaciones que en su día fueron su hogar, su vida más cercana y cotidiana, y que ahora le resultan extrañas. Las cosas son otras aunque, físicamente, digamos que siguen siendo las mismas.  Más aún:  no sabemos si son las mismas porque ¿podemos tener claro como las experimentábamos en el pasado? ¿Puedes tu "recrear" tus experiencias de niño en, digamos, tu calle, la casa del pueblo, tu lugar de vacaciones? ¿Dónde está la realidad que se pierde u olvida? ¿No existe? ¿Es como un sueño?¿Qué podemos hacer para que esa realidad de nuestra experiencia vital no se esfume "como lágrimas en la lluvia"? ¿Hacer un inventario?¿Escribir? ¿Abonar los recuerdos?

 Vamos a aprovechar el texto de Pron para que redactes tus ideas sobre la realidad y  el conocimiento.
  Te subrayo algunas palabras para que, si lo crees importante, te detengas en ellas.   En tu disertación debes explicar el texto pero, sobre todo, pensar a partir de él y desarrollar tus experiencias sobre el tema. Cuida la escritura y  escribe con orden (dejando clara la idea que vas a defender y argumentar). No redactes más allá de dos páginas.

   " Esta noche no pude dormir. Me serví a oscuras un vaso de agua en la cocina y estuve un rato de pie, bebiendo y procurando no pensar en nada. Cuando acabé el vaso, regresé a mi cuarto y allí cogí una pastilla para dormir y me la tragué apresuradamente. Mientras esperaba que me hiciera efecto, me puse a deambular por la casa tratando de recordar si la casa había cambiado o estaba igual que cuando yo estaba allí, pero no fui capaz de hacerlo. Quizá simplemente no era la casa sino mi percepción la que había cambiado, y ese cambio en la percepción - fuera este inducido por el viaje o por la situación de mi padre o por el consumo de pastillas - llevaba consigo un cambio en el objeto de esa percepción, como si, para saber si la casa había cambiado o no, tuviera yo que haber sido capaz de comparar mi forma de ver las cosas en aquel instante y mi forma de verlas antes de marcharme y de vivir en Alemania y de comenzar a tomar pastillas y de que mi padre enfermara y que yo regresara, lo que era imposible. Me entretuve mirando los libros de la estantería de la sala de estar, que eran los libros de la juventud de mis padres, con la luz que entraba procedente de la calle a través de la ventana. Aunque conocía bien aquellos libros, quizás era también mi percepción la que hacía que aparecieran nuevos a mis ojos, y una vez más me pregunté  qué había cambiado realmente de aquel entonces en que yo los había ojeado a ese entonces  en que yo los miraba sin curiosidad y con un poco de aprehensión bajo la luz nocturna, y de nuevo no llegué a ninguna conclusión. Estuve aún un rato allí, de pie sobre el frío suelo de la sala de estar mirando aquellos libros. Escuché pasar un autobús y después los coches de los primeros que iban a trabajar y pensé que la ciudad iba a ponerse en marcha otra vez y que yo no quería estar allí para verlo. Me marché a mi habitación y allí cogí dos pastillas más y me las tomé y después de eché en la cama y me quedé esperando a que hicieran su efecto; pero, como siempre, no llegué a notar realmente cuando lo hicieron, porque primero quedaron embotadas mis piernas y luego ya no pude mover los brazos y sólo alcancé a pensar  en ese desplazamiento lento que era la condición imprescindible para que llegara el sueño y a decirme, un momento antes de quedarme dormido finalmente, que tenía hacer listados de todo lo que viera, que tenía que hacer un inventario de todo lo que veía en la casa de mis padres para ya no olvidármelo. Entonces me quedé dormido". (Patricio Pron: El espíritu de mis padres sigue subiendo en la lluvia. * 27)

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